Mucho? Poco? Tan solo Magia

Frente pasadas y venideras, hay tantas historias que contar que se agolpan en nuestras cabezas en estos momentos en los que escribimos.

Frente pasadas y venideras, hay tantas historias que contar que se agolpan en nuestras cabezas en estos momentos en los que escribimos.


Pero creo que hay que empezar por algo. Y que mejor que rememorar nuestro primer encuentro. Ya en si mismo, estuvo ligado a todo lo que hoy arrancamos juntos.


1100 km de distancia. ¿Mucho, poco? Tan solo magia.


Armando.

 

Un mes llevaba organizando, dando vueltas, preparando una excursión de 5 días para 20 hosteleros de la provincia de Alicante. El objetivo, acercarles esos maravillosos vinos y bodegas de nuestra querida Galicia, tarea ardua cuadrar fechas para tantas personas, visitas en bodegas, reservas de hoteles… En fin, haciendo todo lo posible para repartir un poco de felicidad. Corría el mes de marzo del 2019 y un lunes temprano fuimos capaces de encontrarnos semejante grupo a la hora prevista en el aeropuerto de Alicante. Solo eso, ya me pareció un éxito. A penas hora y media después aterrizábamos en Santiago. Tres furgonetas de 9 plazas aguardaban nuestra llegada y de esta guisa pusimos rumbo a nuestra primera parada en el corazón del Valle del Salnés y muy cerquita de Villagarcía de Arousa nos esperaba Guillermo, responsable de la Bodega Pazo de Rubianes (D.O. Rías Baixas). Tras los saludos y presentaciones de rigor iniciamos un maravilloso paseo por lo que yo particularmente he denominado “el jardín de los sueños”. Unas 70 hectáreas de jardines de excelencia internacional, fuentes, árboles centenarios, viñedos y la más extensa colección de camelias jamás conocida, nada más y nada menos que unos 4.500 ejemplares. Increíbles parajes de aire fresco que miran a la entrañable Ría de Arousa, todo ello rodeando un histórico Pazo que data del año 1411, fecha a la que hace honor uno de sus afamados vinos, maravillosamente conservado tanto en su fachada, como en su interior, donde puedes sumergirte en la vida social del siglo XVIII , pues conserva estructura y mobiliario con todos los detalles de la época.

 

En lo más alto de la finca, tuvimos la oportunidad de degustar los primeros vinos armoniosamente maridados con las exquisiteces de la archiconocida conservera “Los Peperetes”. Allí arriba en esa loma, ya estaba Patricia, ni ella ni yo sabíamos de nuestro cruce de destinos, pero sí las meigas.

 

Y que mejor que para recompensar ese esfuerzo, fuimos agasajados con un opípara comida basada en productos locales y como no podía ser de otra forma, regada con los albariños que allí se producen.

 

Después de una amena sobremesa nos despedíamos de nuestros anfitriones y no me preguntéis por qué, ni cómo, intercambiamos teléfonos; con Patricia también, quizás las meigas otra vez…

 

Allí estaba un lunes de oficina en el Pazo, compaginando mis funciones como freelance, con el disfrute de la visita de hosteleros y sumilleres de la provincia de Alicante. Evento en el que aproveché para empaparme del modo en que hablaban sobre nuestros caldos, sus matices, en color, olor y sabor. Como si de una pócima mágica se tratase, ya que me encontraba rodeada de amantes del vino, sin ningún genero de duda, por su hablar y sentir. Era la primera vez, que escuchaba a profesionales ajenos a la bodega hablar sobre, en aquellos momentos puedo decir, “nuestros albariños”, pues cada proyecto del que formo parte lo siento mío y me siento parte de él, ya que es mi forma de disfrutar y saborear cada trabajo que realizo y dar lo mejor de mí. Me encontraba en esos momentos, orgullosa por las sensaciones y emociones que hacían sentir a olfatos y paladares tan estudiados, expertos y refinados. Entre ellos estaba Armando, muy chulo y muy madrileño… primera sensación que me provocó, como la de gran profesional… cosa de meigas o intuición femenina, pues no me equivocaba.

 

Centrada en mi trabajo y en ser una más en el Pazo, mi única intención era ser la mejor de las anfitrionas y lograr que nuestros invitados se fueran enamorados de Rubianes y deseosos de regresar a vernos y de disfrutar y compartir con sus seres queridos y clientes nuestro portfolio, en sus casas y restaurantes. No soy yo de clásicos pero podría decir y digo, sin miedo a equivocarme, que los vinos Pazo de Rubianes, son un acierto seguro, tanto para neófitos como para entendidos. Unos para Santiago y yo terminando mi día en Pontevedra con mi amiga Nanda. En ese instante me enviaban desde el Pazo el teléfono de Armando… y hablando y disfrutando llegamos hasta donde hoy estamos, como compañeros de viaje.

0
Feed

Dejar un comentario

© 2024 PATRICIA FERRER AMOEDO Y ARMANDO ALDEA ARRIBAS Todos los derechos reservados
Producido por BeeDIGITAL