Escapada

a Cordoba 

Córdoba. ¡Qué bonita eres!

Una de nuestras típicas escapadas en coche, disfrutando siempre de esta España nuestra, en esta ocasión, destino: Córdoba. Desde Elche, camino de Andalucía, es inevitable pasar por la mítica Venta Quemada. La mejor de las opciones para desayunar, almorzar, comer, merendar o cenar. Dependiendo de las horas a las que realices tu viaje, el olor a brasas te inunda, incluso antes de detener el vehículo y el habitual bullicio indica que es un buen lugar para estirar piernas y reponer fuerzas.

Llena de historia, obligado paso desde Murcia a Granada; la zona ocupaba allá por el siglo XVI lugar de mercadeo. "Venta del Alma" fue la precursora para dar cobijo y sustento al continuo trasiego de los distintos personajes que transitaban. Un incendio, cambio toda la fisonomía de la región y ya en 1644 aparecen los primeros datos de lo que hoy en día se conoce como Venta Quemada. Su envidiable situación geográfica y la excelente calidad de sus viandas, perduran en el tiempo para seguir siendo punto de referencia como descanso del viajero. 

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Proseguimos viaje a Córdoba. Esta preciosa ciudad andaluza, nos recibe al pie de la Sierra Morena, en una depresión del río Guadalquivir. Por todos sus poros respira influencias árabes y romanas. Posee el segundo casco antiguo más grande de Europa. Pasear a orillas del Guadalquivir, adentrarse en su judería, visitar la majestuosa Mezquita , contemplar sus afamados "patios" repletos de flores , asistir a un tablao flamenco y degustar su exquisita gastronomía, hace de este bello enclave una referencia para los más exigentes turistas. Pero sin duda alguna, el mayor patrimonio que posee, son sus gentes, siempre amables y dispuestas, con ese punto de “guasa” tan andaluz, aunque con mucha elegancia y nobleza.

No tendríamos espacio físico para sugerir lugares que no te puedes perder, es por eso y con todos mis respetos para el resto; os dejamos una pincelada de nuestra propia experiencia. La majestuosa Plaza de la Corredera es un buen lugar para empezar el día. Elegimos el bar La Paloma para degustar unas riquísimas porras con café, nada mejor para coger energía.
El bar Santos, en una de las cuatro esquinas de la Mezquita ofrece una de las más famosas tortillas de patatas del mundo. Su enorme tamaño, compite con su exquisito sabor. Con unas cañas de cerveza puede ser un buen inicio a media mañana.

Cambiamos de tercio y tras perdernos entre callejuelas adornadas con plantas y flores caemos en la Taberna Ordoñez. Un Salmorejo Cordobés emulsionado con Aceite de Oliva y Berenjenas Sefardíes, rebozadas en orly, con miel de caña y sésamo, eso es lo que toca. No podíamos irnos de Córdoba sin probar "in situ", uno de sus platos típicos, los “flamenquines”; jamón serrano, enrollado en tiras de lomo de cerdo y rebozado con pan rallado que se fríe en aceite vegetal. Los puedes encontrar por toda la ciudad. Uno de los mejores a nuestro entender, lo descubrimos en la Taberna n° 10, en la calle Romero. Para beber y degustar, no dejes la judería, sin catar cualquier Moriles envejecido en sus barricas y de elaboración propia.

Si pernoctas un par de noches, os recomendamos una alternativa para cada una de ellas. Asistir a un espectáculo flamenco diría que es casi obligado. Nosotros elegimos "Tablao el Jaleo", un bonito lugar donde la comida era aceptable y se respiraba arte por los cuatro costados. Una magnifica bailaora, acompañada de su séquito musical llego a ponernos los pelos de punta.

Otra opción muy agradable, si el tiempo lo permite, es disfrutar de una cena con las mejores vistas posibles de la ciudad, en la terraza del restaurante Pairi Daeza , en el hotel El balcón de Córdoba. La comida muy rica, el trato fenomenal, tan solo un pero a la bodega; muy escasa. Si visitáis Cordoba con altas temperaturas... Lo mejor subir a disfrutar de las vistas, hacer unas buenas fotos y degustar su oferta gastronómica en sala, a la fresca del bendito aire acondicionado y con las vistas del patio interior del hotel, que siempre es un deleite para los sentidos. 

Para terminar la noche, existe una amplia oferta de locales de copas, algunos con música en directo. Nosotros nos decantamos por el Sojo Fusión: muy amplio, con diferentes ambientes, una buena terraza, primeras marcas de alcohol y estupendos cócteles. Y entramos en pequeños locales a medio camino entre la muralla y el río, con música muy flamenca y ambiente más familiar y cercano.
Nota: el servicio de taxi Córdoba, funciona de maravilla, si no te alojas en el interior de la judería, caso nuestro; es la mejor de las opciones. Atencion muy rápida y agradable, y por 8 euros viaje, te trasladan desde cualquier punto de la ciudad.

Mucho? Poco? Tan solo Magia

Frente pasadas y venideras, hay tantas historias que contar que se agolpan en nuestras cabezas en estos momentos en los que escribimos.


Pero creo que hay que empezar por algo. Y que mejor que rememorar nuestro primer encuentro. Ya en si mismo, estuvo ligado a todo lo que hoy arrancamos juntos.


1100 km de distancia. ¿Mucho, poco? Tan solo magia.


Armando.

 

Un mes llevaba organizando, dando vueltas, preparando una excursión de 5 días para 20 hosteleros de la provincia de Alicante. El objetivo, acercarles esos maravillosos vinos y bodegas de nuestra querida Galicia, tarea ardua cuadrar fechas para tantas personas, visitas en bodegas, reservas de hoteles… En fin, haciendo todo lo posible para repartir un poco de felicidad. Corría el mes de marzo del 2019 y un lunes temprano fuimos capaces de encontrarnos semejante grupo a la hora prevista en el aeropuerto de Alicante. Solo eso, ya me pareció un éxito. A penas hora y media después aterrizábamos en Santiago. Tres furgonetas de 9 plazas aguardaban nuestra llegada y de esta guisa pusimos rumbo a nuestra primera parada en el corazón del Valle del Salnés y muy cerquita de Villagarcía de Arousa nos esperaba Guillermo, responsable de la Bodega Pazo de Rubianes (D.O. Rías Baixas). Tras los saludos y presentaciones de rigor iniciamos un maravilloso paseo por lo que yo particularmente he denominado “el jardín de los sueños”. Unas 70 hectáreas de jardines de excelencia internacional, fuentes, árboles centenarios, viñedos y la más extensa colección de camelias jamás conocida, nada más y nada menos que unos 4.500 ejemplares. Increíbles parajes de aire fresco que miran a la entrañable Ría de Arousa, todo ello rodeando un histórico Pazo que data del año 1411, fecha a la que hace honor uno de sus afamados vinos, maravillosamente conservado tanto en su fachada, como en su interior, donde puedes sumergirte en la vida social del siglo XVIII , pues conserva estructura y mobiliario con todos los detalles de la época.

 

En lo más alto de la finca, tuvimos la oportunidad de degustar los primeros vinos armoniosamente maridados con las exquisiteces de la archiconocida conservera “Los Peperetes”. Allí arriba en esa loma, ya estaba Patricia, ni ella ni yo sabíamos de nuestro cruce de destinos, pero sí las meigas.

 

Y que mejor que para recompensar ese esfuerzo, fuimos agasajados con un opípara comida basada en productos locales y como no podía ser de otra forma, regada con los albariños que allí se producen.

 

Después de una amena sobremesa nos despedíamos de nuestros anfitriones y no me preguntéis por qué, ni cómo, intercambiamos teléfonos; con Patricia también, quizás las meigas otra vez…

 

Allí estaba un lunes de oficina en el Pazo, compaginando mis funciones como freelance, con el disfrute de la visita de hosteleros y sumilleres de la provincia de Alicante. Evento en el que aproveché para empaparme del modo en que hablaban sobre nuestros caldos, sus matices, en color, olor y sabor. Como si de una pócima mágica se tratase, ya que me encontraba rodeada de amantes del vino, sin ningún genero de duda, por su hablar y sentir. Era la primera vez, que escuchaba a profesionales ajenos a la bodega hablar sobre, en aquellos momentos puedo decir, “nuestros albariños”, pues cada proyecto del que formo parte lo siento mío y me siento parte de él, ya que es mi forma de disfrutar y saborear cada trabajo que realizo y dar lo mejor de mí. Me encontraba en esos momentos, orgullosa por las sensaciones y emociones que hacían sentir a olfatos y paladares tan estudiados, expertos y refinados. Entre ellos estaba Armando, muy chulo y muy madrileño… primera sensación que me provocó, como la de gran profesional… cosa de meigas o intuición femenina, pues no me equivocaba.

 

Centrada en mi trabajo y en ser una más en el Pazo, mi única intención era ser la mejor de las anfitrionas y lograr que nuestros invitados se fueran enamorados de Rubianes y deseosos de regresar a vernos y de disfrutar y compartir con sus seres queridos y clientes nuestro portfolio, en sus casas y restaurantes. No soy yo de clásicos pero podría decir y digo, sin miedo a equivocarme, que los vinos Pazo de Rubianes, son un acierto seguro, tanto para neófitos como para entendidos. Unos para Santiago y yo terminando mi día en Pontevedra con mi amiga Nanda. En ese instante me enviaban desde el Pazo el teléfono de Armando… y hablando y disfrutando llegamos hasta donde hoy estamos, como compañeros de viaje.

Gama Alta Experiences mesa con vinos y copas en pradera

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